Cuatro pilares de la educación en el siglo XXI

Reflexión sobre el Informe Delors* en tiempos de pandemia PARTE I

Conocido como el Informe Delors, “La Educación encierra un tesoro” fue publicado en 1996 como resultado de un estudio sobre la perspectiva de la educación en el mundo de cara al siglo XXI impulsada por la UNESCO y liderada por el político francés Jaques Delors. 

“La Educación encierra un tesoro” resalta la función de la educación como instrumento para que la humanidad progrese hacia unos ideales de paz, libertad y justicia social, los primeros pasos hacia la sustentabilidad por medio de la educación. Para lograrlo, el último objetivo de la educación que propone el Informe Delors es:

Aprender a ser.

Increíble que, aunque el informe se escribió hace ya 24 años, para muchos aún no está clara la fuerza de su propuesta y, como en muchos casos, la práctica supera a la teoría, ya que bien sabemos que aprendemos viendo e imitando; no escuchando y memorizando.

La pandemia nos obliga a replantearnos la realidad día con día y tal vez hoy, ésta propuesta está más vigente que nunca. Tanto educadores como padres de familia, nos preguntamos constantemente qué es lo que quedará de las clases online, qué metodología funcionará, cómo podemos hacer para que no haya pérdidas o rezago educativo…pero tal vez nos estamos haciendo la pregunta equivocada.

Tal vez, la pregunta que nos propone Delors se debe orientar hacia cómo podemos enseñar a los que están a nuestro cargo, o incluso a nosotros mismos… ¿qué individuos necesita el mundo que hoy nos toca vivir? un mundo que en lo local y global se vive con desigualdad, intolerancia desbordada, desconfianza en las autoridades, y con el medio ambiente a punto de colapsar…

Cuando se escribió el informe Delors, el primer navegador de internet se estaba desarrollando; no fue sino hasta 1998 que Google empezó a clasificar información; sin embargo, desde entonces se nos plantea la necesidad de hallar y definir nuevas maneras de navegar en el mar de información sin límite, muchas veces efímera y que invade espacios públicos y privados. Encontrar la brújula que pueda orientarnos y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individuales y colectivos, que nos permita navegar en un mundo complejo, en constante agitación.

Sobre todo, el individuo actual, debe estar en condiciones de aprovechar y utilizar durante toda la vida cada oportunidad que se le presente de actualizar, profundizar y enriquecer ese primer saber y de adaptarse a un mundo en permanente cambio. Ese es nuestro reto hoy, empezando con el inicio del ciclo escolar online, el distanciamiento social y crisis de todo tipo por todas partes: aprender a ser mejores personas en los peores momentos.

  • Delors, J. (1996.): “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNESCO. pp. 91-103.

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